La gestión y el control de flota requiere de un esfuerzo constante, con metas y objetivos que aseguren, principalmente, el aumento de productividad y rentabilidad, junto con la disminución de costos operativos innecesarios. Dentro de los gastos que se convierten en un dolor de cabeza para los responsables del control de flota, se encuentran el control del consumo de combustible, y el costo del mantenimiento de los vehículos.

El primer apartado, tiene que ver no sólo con lo que consume cada vehículo, sino también con implementar políticas y tecnologías para evitar el robo de combustible, ya sea por los propios empleados, como por terceros. Siendo este un factor que impacta en los costos diarios. Por otro lado, el mantenimiento preventivo debe ser la herramienta más utilizada al momento de mantener a los coches en perfecto estado, lo que garantiza la disponibilidad de los mismos, en todo momento.

El mantenimiento preventivo es la clave para evitar gastos mayores. A través de un sistema de alertas, se gestionan los servicios técnicos correspondientes. Las reparaciones y el tiempo muerto para los vehículos de la flota pueden costar a su compañía una cantidad considerable de dinero y tiempo. Por este motivo, el control de flota y el mantenimiento preventivo se convierten en imprescindibles, al momento de lograr la disponibilidad de los servicios prestados a clientes propios y externos, dentro de la flota. Por esta razón, el mantenimiento preventivo es la tarea más importante para maximizar la disponibilidad del vehículo y para mantener su valor hasta el recambio de la flota. La gestión de las reparaciones imprevistas derivadas de siniestros suele ser un tema delicado y demandante para las empresas.